Caso de acoso en Alcobendas

Una madre denuncia un nuevo caso de acoso escolar en el Colegio Suizo de Alcobendas

  • La madre ha retirado a su hija del colegio después de años de insultos e intimidaciones.
  • El centro no defendió a la niña cuando la madre se quejó ante los directores.
  • Es el mismo cole en el que se dio el caso de otro niño recientemente.
  • Esta agresión creó alarma social sobre el acoso escolar y una reacción de las instituciones.
  • La madre de una adolescente ha denunciado un nuevo caso de acoso escolar en el Colegio Suizo de Madrid, situado en Alcobendas, que viene a sumarse al del pequeño de 11 años de edad que fue objeto de agresiones grabadas en vídeo en el mismo centro.

    La madre de la menor explicó que tuvo que retirar a la niña del colegio tras permanecer cinco años en él debido a los continuos «insultos» e «intimidaciones» de algunas de sus compañeras.

    «Han sido muchas mañanas de lloros, de dificultad porque no quería ir al colegio por miedo, por angustias, no dormía bien tampoco,… son momentos muy difíciles de vivir», explicó.

    «Primero empezó por el aislamiento, insultos entre comillas, intimidaciones bastantes, intimidaciones por ‘messenger’ y palabras bastante fuertes de odio», relató la madre

    Asimismo, en varias ocasiones pudo ver los mensajes electrónicos que le enviaban sus compañeras de clase, todos ellos para darle «órdenes» y decirle lo que tenía que hacer y no podía hacer. «Mi hija los seguía bastante porque tenía miedo», apuntó.

    «Primero le dije que tenía que arreglarlo con ellas, pero no hubo manera, lo intentó, hizo lo necesario, pero después tuvo que hablar con su tutor… pero las cosas continuaban». «Empezó a quejarse más, a no poder dormir, a estar inquieta, también tenía problemas de nutrición (..) y decidí llamar a la dirección para ver qué pasaba, pero ella no quería porque tenía miedo», explicó

    El colegio no reacciona

    «Cuando fui al colegio, (la niña) ya estaba en el psicólogo porque no quería comer, estaba muy inquieta,… y decidí coger un psicólogo, que la ayudó, e informé al colegio de que estaba con medicación y con ayuda psicológica», manifestó

    Sin embargo, la reacción de los directivos del Colegio Suizo no fue la esperada.

    En una primera reunión, «en vez de escuchar lo que tenía que decir mi hija, el director de Secundaria le atacó y tuve que pararle diciéndole que tenía que hablar con otro tono», para que la niña pudiera explicar que «se sentía muy aislada, muy molesta» y sentía «mucho miedo y no sabía qué hacer».

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    El caso Jokin

    Los padres de Jokin recibieron ayer la visita de varias compañeras de clase del Instituto de Hondarribia. Charlaron un rato con ellas y quedaron estupefactos al escuchar por boca de estas alumnas que uno de los estudiantes que ha sido expulsado por su supuesta participación en las agresiones había acudido esa misma mañana a las inmediaciones del centro y, desde el exterior, amenazó a la adolescente que el día en el que se celebró el funeral por el fallecido interpretó un baile ante el túmulo.

    Los padres de Jokin, según afirman sus más allegados, tratan de superar el drama vivido. «Están profundamente afectados por lo que ha sucedido con su hijo. Tienen la esperanza de que las investigaciones que ya se han iniciado permitan esclarecer las circunstancias que rodearon la muerte de Jokin y se depuren las responsabilidades. Pero al mismo tiempo, los padres confían en que lo que a ellos les ha pasado no vuelva a repetirse y se pongan los medios necesarios para ello», afirman.

    La familia del joven de Hondarribia dice que una docente participó en una de las burlas.

    Diez días después de la muerte del joven estudiante de Hondarribia, su familia sigue descubriendo nuevos episodios de las vejaciones que Jokin sufría en el colegio. Dentro de la investigación que la Ertzaintza ha puesto en marcha para esclarecer todos los extremos que condujeron al joven al suicidio, se encuentra la situación vivida el martes día 14 en el aula. Según fuentes de la familia del menor de 14 años consultadas por Efe, ese día los compañeros de colegio hicieron pintadas y sembraron de rollos de papel higiénico los pupitres recordando el aniversario de la descomposición de vientre que sufrió Jokin un año antes. Los familiares lamentaron además que una de las profesoras diera «una vuelta de tuerca» a las vejaciones y obligara a Jokin a «recoger todos los rollos de papel que habían lanzado sus compañeros».

    Este lamentable episodio fue calificado de «gravísimo» por la familia del joven que aseguró haberse enterado de lo sucedido por el relato de algunos alumnos del Instituto Talaia. «Lo único que le faltaba» es que un profesor «reaccione de esa manera», aseguraron fuentes familiares, quienes consideraron que el instituto tiene una «importante» responsabilidad en el suicidio, ya que muchas humillaciones «se produjeron en el ámbito escolar».

    Las repetidas agresiones que padeció el joven quedaron patentes en el informe de la autopsia realizada al cuerpo, donde los forenses encontraron cinco zonas de su cuerpo con signos de golpes, ocasionados ocho o diez días antes de su muerte. Con estos datos, la familia mantiene su intención de denunciar lo ocurrido, aunque no lo hará de forma inmediata porque antes prefiere esperar hasta recabar «el máximo de pruebas e indicios».

    Mensaje en internet

    El trágico suceso ocurrió en la madrugada del pasado día 21, cuando Jokin salió de su casa y se dirigió a las murallas de Hondarribia, donde se tiró. Unas horas antes, según recogía ayer El País, el joven dejó escrito en su chat de internet: «Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies». Al día siguiente, cuando fue encontrado el cuerpo, su mensaje recibió la respuesta de un compañero: «kuant ms tiemp psa peor m sient es cmo un gusno ke cme mi interior x no abert defndid. (Cuanto más tiempo pasa peor me siento. Es como un gusano que come mi interior por no haberte defendido)».

    Este sentimiento se reflejó también en uno de los mensajes que siete compañeros plasmaron en el lugar del suceso: «Si alguien hubiera tenido el valor suficiente como para confesar todo lo que sabía quizás no hubiera sucedido nada de esto. Sabemos que tú tampoco querías marchar, pero no había otra solución; lo sabemos, te has marchado. No volveremos a contemplar tu mirada, tu sonrisa», publicó El País.
    Los ocho alumnos del Instituto de Hondarribia que han sido expulsados tras el suicidio de Jokin C.L. tenían previsto regresar al centro el lunes próximo, una vez expirara la sanción impuesta. Sin embargo, no podrán hacerlo ese día ya que han sido citados para prestar declaración en la comisaría de la Ertzaintza de Irún. Seis de los menores estarán asistidos por un letrado, quien se ocupará de la defensa durante el proceso abierto. En el transcurso de la declaración, los chavales estarán acompañados por sus progenitores.

    En los días siguientes está previsto que acudan a las dependencias policiales los padres del joven fallecido, además de profesores del Instituto donde se llevaron a cabo buena parte de las agresiones.

    El inminente regreso de los menores expulsados al centro ha generado cierta inquietud entre el resto de los alumnos así como entre sus padres. Tres de los chicos que han sido expedientados han decidido ya que no continuarán cursando sus estudios en el Instituto.

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    Casos reales contados en primera persona

    *Una chica sufrió acoso escolar y lo cuenta así:

    Leyendo las noticias que aparecen en la prensa estos días sobre el acoso escolar he llegado a una conclusión: Yo fui víctima del acoso escolar. Había una lista con las situaciones que se consideraban acoso y os aseguro que las cumplía todas.

    Para empezar os diré que soy miope y era buena estudiante con lo que lo primero era una “cuatro ojos” y con lo segundo una “empollona” (entre otros nombres derivados de mi apellido que prefiero no citar aquí para mantener mi identidad secreta).
    En la escuela había un grupo de “gamberros” con un líder gallito y otro que era de verdad el que mandaba pero que no daba tanto la nota, vamos, un líder en la sombra. Le hacían la vida imposible a todo bicho viviente, pero en especial a mi y a otra chica a la que le ponían hasta chinchetas en la silla y la tiraban al suelo (conmigo nunca llegaron a tanto, se conformaban con insultarme, esconderme las cosas o tirarlas por la ventana).

    La dirección del colegio no hacía nada, a pesar de que los maestros también sufrían lo suyo con ellos. Decían que mejor estaban allí que en la calle convirtiéndose en unos delincuentes.
    De ellos diré que ninguno llegó a eso. La mayoría están casados, tienen hijos y una vida normal. A destacar dos casos: el gallito se hizo militar y el líder en la sombra murió trágicamente atropellado (dicen que se suicidó por una chica). Leyendo lo que dicen ahora de que el 60% serán delincuentes me da un poco de risa, de verdad. En este caso fue el 0%.
    Luego llegó el instituto y continuó la historia. Los “abusones” eran otros porque los de la escuela sobra decir que no llegaron al instituto (con 16 años y habiendo repetido todo lo que podían se fueron del colegio). Cuando vives en un pueblo, es lo que pasa, si eres empollona y cuatro ojos, tu fama te precede y aunque no te conozcan da igual.

    Por suerte duró poco ya que como tampoco eran buenos estudiantes, el segundo año ya no fui más a clase con ellos y al poco tiempo dejaron el instituto.Durante todo ese tiempo, no diré que lo pasara bien, pero tenía mis amigas (que eran pocas pero buenas) salía por ahí y fuera del entorno escolar lo pasaba bien. No creo que tenga ningún trauma por eso.
    Qué deciros de mi vida después, me eché novio, salí fuera a estudiar, saqué mi carrera, tengo un@s amig@s estupend@s, me fui a trabajar a otra ciudad, me casé… totalmente normal.

    *Esta historia es contada por una persona anónima:
    Todo comenzó cuando termine 8vo grado, mi padre enfermo y las cosas en casa se complicaron, añadido a eso mis padres me cambiaron de colegio y allí fue cuando viví la experiencia más desagradable de mi vida.

    Cuando comencé clases en el colegio nuevo tenia 13 años, yo era una de las menores de la clase, estudiaba con jóvenes que me llevaban 5 y hasta 6 años, el colegio era bastante malo, los profesores eran un poco mediocres y los estudiantes ni se diga; mi salón estaba lleno de repitientes (no tengo nada contra los repitientes) los únicos que cursábamos el año por primera vez, éramos Andrés, Conchita, Rebeca, Jazmín, Samuel Y Yo, el ambiente era hostil los repitientes nos trataban muy mal, sus bromas eran absurdas y en algunos casos enfermizas, no podían pasar ni un solo día sin hacer bromas pesadas.
    Un día se incorporo un alumno nuevo (otro repitiente) que era muy amigo de dos vecinos míos que cursaban clases en el mismo salón que yo, allí comenzó la peor etapa de mi adolescencia, entre él repitiente nuevo que para este caso llamare G y mis vecinos a los que les daré los nombres de V y D , se encargaron de hacerme la vida imposible;

    G me dio el sobrenombre de Corky y eso hizo que por un año mis compañeros dejaran a un lado mi nombre de pila para usar el que G me había otorgado, pase un año recibiendo humillaciones por parte de todos los malditos de ese salón, los profesores no hacían nada la directiva del colegio ignoraba mi sufrimiento y la psicóloga pensaba que mi repudio al colegio era por pura rebeldía.
    En casa nadie me tomaba en cuenta mi madre no se cansaba de repetirme que yo no me iba a casar con el colegio, que era algo temporal y que debía dejar de ser tan malcriada, ante la reacción de mi madre decidí guardarme lo del sobrenombre para mi sola.
    Ese año paso con lentitud, comencé a fumar, mi vida era bastante triste y mi mente (como la de cualquier adolescente) se creía lo que esos desalmados le repetían a diario, comencé a escaparme del colegio y a beber a escondidas de mis padres, aun recuerdo que todos los jueves me escapaba con los amigos de mi colegio anterior , recuerdo que hacia hasta lo imposible por permanecer lejos del colegio.
    Al año siguiente volví al mismo colegio y el primer día de clases jure que si me volvían a decir así los iba a matar a todos, de hecho llegue a contactar a un joven que conseguía armas de la policía pero gracias a Dios no tuve que comprar el arma, ese año mi salón se lleno con nuevos estudiantes, jóvenes que realmente querían estudiar y que no se humillaban entre si , ese año mis deseos de asesinar a los que me habían humillado el año anterior se esfumo pero me quedo el trauma, trauma que pensé que podría superar, pero no fue así y un año mas tarde a solo meses de terminar el colegio con otra situación bastante fuerte encima, un día en el que mis compañeros volvieron a humillarme con mi antiguo sobrenombre fue cuando decidí abandonar el colegio y dejarlo todo atrás.

    Hoy en día tengo 23 años, se que no tengo retraso mental, y que no soy ni remotamente parecida a Corky mi vida es un poco diferente a lo que desde niña había planeado, gracias, a la ardua tarea de mis compañeros he recibido tratamientos para la depresión, no he logrado recuperar mi confianza y aun me dan crisis de ansiedad, me he vuelto una persona muy seria que le pone mala cara a los abusadores é intenta ayudar a quienes se lo permiten, a pesar de mis problemas de inseguridad y de todo lo demás e logrado salir adelante y hoy estoy aquí porque quiero dejar bien claro a quienes son victimas del acoso escolar que no importa la situación ó el sobrenombre deben de informarle a sus padres o representante legal , deben informarlo en el colegio y no tienen que parar hasta que quienes los acosan dejen de hacerlo, Mi gran error fue no hablar y miren lo que me paso.

    *El bullying me hizo suspender 2 de la Eso (anónimo) :

    En segundo de la ESO nos cambiaron de instituto a otro con más niños de otros pueblos. Estábamos en el salón de actos cuando sin ningún sentido los niños que se encontraban a mi espalda empezaron a tocarme el pelo, la espalda… Yo sabía que eso sería uno de varios abusos y tonterías que empezarían contra mí. Y así fue, siempre que me encontraban me molestaban y me dejaban atemorizado.

    No llegaban nunca a pegarme, ni siquiera me hicieron daño, nunca. Pero todo lo que hacían, por poco que fuese hacía que tuviera un terror psicológico que me hizo estar deprimido durante meses. Me sentía triste y abandonado, solo tenía ganas de llegar a casa y encerrarme en mi habitación. Muchas noches lloraba y si intentaba coger un libro para estudiar era completamente incapaz, no podía.

    Y no solo fueron esos niños, alguna otra gentuza me molestaba y hacía que para mí las clases fueran un infierno. No me pegaban, pero solo hacía falta que me amenazaran sin ningún sentido para que empezara el terror psicológico, me saltaba algunas veces un cuarto de hora de clase porque solo entrar venía el típico macarra, me arrinconaba contra la pared y me molestaba y me humillaba. Yo me iba al baño y lloraba hasta que se me pasaba y volvía a clase.

    Mis padres me veían triste y lo vieron muy claro cuando en una boda, estaba con mis primos y por un momento, desde hacía dos meses estaba contento y jugando con mis primos, al poco me alejé, me senté en una sala dónde no había nadie, era la sala de un restaurante pero vacía y una decoración increíblemente bonita.

    Me quedé sentado en una silla, triste, de vez en cuando lloraba y así estuve algo más de 2 horas. Cuando mi madre me encontró se preocupo y fue a hablar con los profesores. Pese a que siguieron vigilándome recuerdo como algún que otro profesor seguía tratándome mal o no le prestaban toda la atención que merecía ese caso.

    Y así fue cómo aprobé segundo de la ESO, pero mi tutor recomendó a mi madre que repitiera para ir mejor. La decisión más absurda que había tomado alguien pero la acepté para ver si cambiando de compañeros dejaba de sufrir bullying.

    Cuan equivocado estaba… Al año siguiente llegué a tener tanto pánico que cuando veía Malcon por la tele y los niños de mi clase imitaban un juego que si mirabas te pegaban, llegué a odiar a muerte esa serie. Odiaba los lunes y lloraba por no ir al instituto.

    Cuando llegábamos a clase hacían un pasillo y a veces te tiraban en medio y todo el mundo empezaba a empujarte, darte patadas… Rezaba cada día para que no me tiraran a mí en medio. Empecé a desarrollar estrategias contra el bullying y pese a mi gran timidez fui consiguiéndolo. Imitaba a niños que cuando les molestaban reaccionaban de un modo que hacían que nadie más les molestara… Y después de una larga lucha de más de 1 año y medio conseguí que me dejaran en paz.

    Cuando llegué a primero de bachillerato era alguien muy respetado y con el que nadie se metía. Incluso uno de los niños que a veces me había pegado en 2 de la ESO era mi mejor amigo en aquél entonces, y me respetaba cómo el que más.Será porque me hice respetar o porque los niños crecieron. La verdad es qué no lo sé.

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    Casos de Acoso en La Rioja

    Diario la Rioja 22/10/2006
    REGIÓN
    Los casos de acoso escolar de menores de 14 años superan en La Rioja a los causados por mayores
    La Fiscalía de Menores tramita denuncias por conductas humillantes de niños de 8 y 9 años que dan patadas, golpes y han llegado a bajar el pantalón a compañeros de clase
    El número de delitos y agresiones en menores de 14 años que llegan a los juzgados de Logroño ya supera a los protagonizados por alumnos que sobrepasan esta edad. La fiscal de Menores de la Rioja, Esther Alesanco, afirma que en estas etapas tempranas los alumnos también son objeto de acoso escolar y de conductas humillantes por parte de compañeros, algunas de las cuales le han llegado a sorprender personalmente por la corta edad de sus autores.
    A. AZCONA C. CUARTERO/LOGROÑO
    ALFARO
    «Hay niños de 8 y 9 años que han llegado a dar patadas, collejas, golpes e, incluso, bajar los pantalones a otros de su clase. Ellos lo pueden llegar a entender como un juego, pero la víctima puede llegar a sufrir mucho», señala convencida de la necesidad de intervenir en estas situaciones, si bien reconoce que la Justicia no puede hacer «absolutamente» nada en estos casos porque se trata de menores de edad. La fiscal admite que las denuncias se archivan y lo que se hace es dar testimonio a los servicios sociales para que tomen medidas de protección respecto del menor infractor e informar al centro de la situación.

    Donde sí se actúa y con un interés creciente por combatir este fenómeno es cuando se presentan denuncias por acoso escolar en estudiantes mayores de 14 años. En estos casos, Esther Alesanco ha tomado la decisión de recibir a los padres. «Me gusta hablar con la familia del niño acosado, porque generalmente da más detalles de los que trascienden en el expediente. El siguiente paso es tomar declaración en los juzgados a los menores implicados y, finalmente, ponerlos en manos de nuestro equipo técnico de psicológicos y asistentes sociales que es quien decide qué medida imponer».

    La mayor parte de las veces las instrucciones que se dictan son de carácter pedagógico y gracias a la intervención del colegio, la mediación familiar y muchas veces después de cambiar de centro, la Fiscalía deja de intervenir. Pero en situaciones extraordinarias, cuando las anteriores instancias no pueden frenar la situación y el caso reviste gravedad se celebra un juicio y se sigue el mismo punto de partida que en situaciones de violencia de género.

    En La Rioja ya se han dictado las primeras sentencias que obligan al agresor a mantenerse alejado de su víctima. «La medida que se aplica es la de libertad vigilada con orden de alejamiento y esto implica que el menor debe abandonar el colegio. Decidir quién no es fácil, porque trasladar al agresor supone trasladar el problema». Los padres de los escolares alfareños han mostrado su preocupación por los casos de acoso en las aulas, conocidos como ‘bullying’. Así al menos se desprende de la última encuesta realizada por la técnico municipal en prevención de drogodependencias, Ana María Bermejo, entre 400 progenitores de niños que cursan estudios entre quinto curso de Educación Primaria y cuarto de Secundaria.

    «La encuesta -explica la técnico- trataba, por una parte, de conocer el interés de los padres sobre diferentes temas educativos, de prevención de conductas adictivas y cuestiones de actualidad y, por otra, de averiguar las actividades que les parecían más interesantes con el fin de recibir información al respecto».

    Bermejo afirma que después de analizar las 400 encuestas realizadas, «los resultados han mostrado que los temas considerados como más relevantes son el acoso escolar, con el 63%; la comunicación y los conflictos con los hijos adolescentes, con el 58%, seguido de la forma de abordar con los hijos el problema del consumo de drogas, con el 53%».

    En cuanto a las actividades preferidas por los padres, destacan la atención personalizada en los centros, el envío de documentación al domicilio y las conferencias y talleres. «Debemos señalar -afirma- que el análisis de los datos de esta encuesta servirá de base para confeccionar el programa de la escuela de padres y madres del año próximo».

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    Tribunales

    Efe. Sevilla 03/11/2010. El mundo.es

    La Audiencia absuelve a tres escolares acusados de acosar a un compañero transexual

    • El fallo dice que su «victimización» no fue fruto exclusivo del acoso
    • Lo llamaron ‘maricón’ en clase y le enviaban e-mails amenazantes

    La Audiencia de Sevilla ha absuelto definitivamente a los tres alumnos acusados de acoso escolar o bullying a un compañero, ahora del sexo femenino, cuando decidió manifestar públicamente su tendencia sexual, pues no ha demostrado que su «victimización» fuese fruto exclusivo de tal acoso.

    La Sección Tercera de la Audiencia, en una sentencia a la que ha tenido acceso Efe, confirma en todos sus extremos la absolución dictada por el Juez de Menores de Sevilla, basada en un razonamiento «lógico, correcto y acertado», que no es «contrario a las más elementales reglas de la lógica».

    Dice la Audiencia que el juez comparó lo dicho por el denunciante en el juicio y en su primera declaración en fase de instrucción, cuando «particularizó hasta seis incidentes» de acoso, todos ellos atribuidos a «personas distintas de los tres menores acusados».

    El joven, entonces de 16 años, denunció en 2005 a varios compañeros del instituto Caura de Coria del Río (Sevilla) por actos de acoso que tuvieron lugar en un cuarto de baño, a la hora del bocadillo, en la zona de recreo, las amenazas de ser agredido, un incidente en clase de gimnasia, los insultos de «maricón» y las amenazas recibidas por correo electrónico.

    La sentencia, que no admite recurso, absuelve a los tres alumnos procesados, que fueron defendidos por el abogado Germán Javier Amaya y que se enfrentaron a una petición inicial de seis meses de trabajos comunitarios por un presunto delito contra la integridad moral.

    El denunciante, ahora identificado con el nombre de mujer A.B.G., no ha aportado ninguna prueba en apoyo de su tesis de haber presentado «indicadores claros y palmarios de victimización y secuelas de índole psicológica, así como un intento de suicido, derivado de forma exclusiva y excluyente del supuesto acoso de que se dice víctima», sostiene ahora la Audiencia.

    No ha demostrado -añade el fallo- que dichos problemas psicológicos no sean consecuencia de «otros componentes también determinantes de su estado emocional como la difusión pública del asunto, a él solo atribuible, y de su magnificación de los sentimientos».

    En la apelación, la defensa del denunciante intentó que los jueces valorasen ciertos testimonios no tenidos en cuenta en la primera sentencia, pero la Audiencia responde que lo que pretende es «cuestionar, lisa y llanamente, la valoración» hecha por el Juez de Menores, y que se dé «total credibilidad a las manifestaciones del perjudicado frente a los menores y demás testigos que comparecieron en la vista».

    La denuncia fue presentada por la madre del menor ante la Guardia Civil en enero de 2005, cuando afirmó que su hijo se había visto obligado a dejar las clases tras expresar públicamente su tendencia sexual al comienzo del curso.

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    Mal uso de redes sociales

    Arturo Noain. Madrid 17/11/2010. El mundo.es 

    Un hombre pagará 5.000 euros porque su hijo subió una foto ofensiva a Tuenti

    Un juez de Las Palmas ha condenado a pagar una indemnización de 5.000 euros al padre de un menor que subió una foto ofensiva de una niña de 15 años a la red social Tuenti. La sentencia considera responsable al progenitor por no vigilar a su hijo.

    El magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 14 de Las Palmas, Cosme Antonio López Rodríguez, condena al padre por su culpa in vigilando, es decir, por la omisión del deber de vigilancia que a los padres correspondía. Considera que los progenitores tendrían que haber empleado una mayor diligencia en su «educación al correcto uso de las nuevas tecnologías».

    En este sentido, el juez estima la demanda de los padres de la niña, representados por Alfonso Dávila Santana, que exigieron una indemnización al tutor del menor por su «responsabilidad extracontractual».

    Los hechos ocurrieron en octubre de 2008, cuando el menor colgó una foto de una niña de 15 años en su perfil de la red social. Mostraba a la joven en ropa interior junto al texto: «Fefi la loca se te aparecerá esta noche para hacerte una felación. Para protegerte de su ataque envía esta foto a 10 de tus contactos, hazlo rápido o Fefi se te adelantará».

    Los jóvenes no se conocían

    Según la sentencia a la que ha tenido acceso ELMUNDO.es, los dos menores viven en Las Palmas, sin embargo, no se conocían entre ellos. Lo cual ha sido tenido en cuenta por el juez ya que no existía una intencionalidad concreta de dañar a la víctima. Además, la defensa alegó que la fotografía se colgó en una red social de acceso restringido. Esto no evitó su difusión final, de hecho, la propia menor pudo conocer su existencia desde el perfil de un amigo.

    El juez considera probado que se ha dañado gravemente a la niña. Según el informe psicológico realizado, la menor presentaba un síndrome depresivo al ser víctima de bulling (acoso escolar). A pesar del cambio de colegio, no tardaron en reconocerla, agravando la situación y perdiendo todo el curso.

    La defensa sostuvo que los comentarios no pretendían ofender a la menor. No obstante, el joven animó a sus amigos a realizar comentarios vejatorios, se pueden leer frases como «la puta fefi esta me da ganas a potar». Incluso una compañera intentó advertirle de que podía estar ofendiendo a alguien, a lo cual hizo caso omiso.

    Por otro lado, cuando la policía se puso en contacto con el menor, éste eliminó rápidamente la foto y pidió disculpas en la misma página. Ello no ha impedido que López Rodríguez dictara una indemnización de 5.000 euros por el trauma causado a la joven y ser objeto de burla.

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    Cualquiera puede ser víctima de acoso escolar

    Roxana de la Riva. 21/10/2010.La Prensa

    Un alegado caso de acoso escolar (bullying) detonó la semana pasada en el arresto de dos estudiantes de la escuela East River High School.

    Ante el problema, varios padres de familia se reunieron para encontrar una solución porque dicen que las autoridades escolares no han hecho nada para parar el acoso al grupo de jóvenes latinos.

    «Desde que abrieron la escuela están con que los hispanos no deben estar aquí», señaló Wanda García, madre de dos estudiantes de East River High School. «Los muchachos americanos dicen que hay guerra entre blancos e hispanos».

    Las víctimas de acoso escolar pueden ser socialmente marginados por alguna razón, incluido el peso, corporal, el origen étnico o ser más débiles que los acosadores.

    De acuerdo con los alumnos, los oficiales de East River y el informe del Sheriff, todo comenzó con la portación de banderas de países en la escuela, lo cual no se permite.

    El vice director de East River, Paul Bryant, dijo que no se les permite vestir con banderas para así evitar conflictos entre estudiantes y promover el espíritu escolar.

    El acoso escolar se ha convertido en un enorme problema en las escuelas. De hecho, estudiantes de la Universidad de la Florida central llaman a terminar con el acoso escolar durante una vigilia esta noche de 8 a 10 pm en el UCF Reflecting Pond frente a Millican Hall.

    El acoso escolar puede causar daños físicos y emocionales en los niños por largo tiempo, de acuerdo con las estadísticas del Departamento de Justicia Federal.

    El Centro Nacional para Estadísticas de Educación afirma que, durante el año escolar 2007-2008, un tercio de estudiantes de 12 a 18 años de edad reportaron haber sido intimidados en la escuela. En el informe se define el acoso principalmente como una forma de «diversión» que los jóvenes hacen para burlarse de otros o «ser objeto de rumores».

    El distrito escolar del condado Orange prohibe la intimidación escolar, la discriminación y ahora incluye el acoso por mensajes de textos y cibernéticos, hecho que es nuevo debido al avance de la tecnología. La póliza del distrito se enfoca en prevenir que los estudiantes envíen fotos sexuales y mensajes ofensivos por vía de sus celulares o computadoras.

    El reglamento dice que las consecuencias para los estudiantes que son acosadores va desde intervención en el comportamiento, hasta la expulsión y el reporte a la policía.

    «Cualquier estudiante que cree que es víctima de intimidación o tiene conocimiento de incidentes que envuelven a estudiantes en prácticas de acoso, se les pide que escriban un reporte; el padre o guardián debe intervenir en favor de su hijo», explicó Shari Bobinski, portavoz de las Escuelas Públicas del Condado Orange.

    Agregó que la investigación de un alegado acoso escolar incluyen entrevistas documentadas, separadas y confidenciales con la víctima, el presunto ofensor y testigos; el oficial designado de la escuela debe iniciar la investigación en 24 horas y no más de dos días después de haber recibido la queja, y debe darle una notificación inmediata a los padres de la víctima y del alegado ofensor.

    Si la queja resulta verdadera el ofensor debe ir a consejería o incluso terapia.

    Además, el acoso a estudiantes no sólo involucra a estudiantes. Recientemente el caso de Willie Jones, de 32 años de Sanford, hizo eco nacional cuando subió al autobús de su hija para amenazar a los niños y el chofer. Supuestamente su hija, que sufre parálisis cerebral, fue víctima de acoso y le habían aventado un condón en la cabeza.

    Si Jones cumple con seis meses de probatoria, paga $1,200 en gastos de corte y va a consejería para manejar su enojo, el fiscal puede retirar los cargos.

    El presidente de la Juventud por los Derechos Humanos de la Florida, Dustin McGahee, se pronunció sobre las estadísticas y grandes historias acerca de la intimidación en las escuelas.

    «Cualquiera puede ser víctima de la intimidación», dijo McGahee, «y eso es lo que la gente tiene que entender».

    El joven se presentó en el foro de las Naciones Unidas para hablar de la intimidación, y que educando a los jóvenes es la solución a la intimidación y la creación de respeto mutuo.

    «Hacer más leyes que ponen a los jóvenes en la cárcel no es la respuesta. Crear un entorno de tolerancia y comprensión es la respuesta», dijo.

    Magda Rosario, la madre del muchacho que ahora enfrenta una suspensión de 10 días, radicó una queja de acoso en la escuela secundaria East River sin recibir una respuesta. Aún así, piensa que todo pudo pararse a tiempo si los directivos de la escuela hubieran intervenido a tiempo.

    Bryant, el vice director de la East River, hizo un llamado a los padres a que se involucraran en la escuela como voluntarios

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    Acoso escolar en Méjico

    El Universal.mx 9-Sept-2010

    Enseñarán a prevenir acoso escolar

    La sociedad consiente las prácticas violentas contra los débiles, indefensos y aquellos que no cuentan con información, dice el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.

    La sociedad actual vive una expansión de la violencia, consideró Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, al señalar que no se debe permitir que este tipo de acciones se apoderen de la comunidad y eso no es sólo cuestión de fuerza.

    Al encabezar la presentación del manual «Escuelas aprendiendo a convivir, un proceso de intervención contra el maltrato e intimidación entre escolares», dijo que la ciudad es donde se mide más la violencia familiar y contra las mujeres en el ámbito público.

    En el marco del programa escuelas sin violencia o bullying, el mandatario local comentó que actualmente la sociedad consiente las prácticas violentas contra los débiles, indefensos y aquellos que no cuentan con información.

    Destacó que en el sistema educativo se forma a la sociedad de los próximos años y si se sigue permitiendo y tolerando la violencia, se corre el riesgo de construir una ciudad sin libertades ni respeto.

    Se trata de cambiar prácticas culturales y para ello se debe comenzar en la escuela, donde tiene lugar el llamado bullying o acoso permanente entre estudiantes.

    En el centro Cultural Tlateloclo, Ebrard dijo que es en los niveles de primaria y secundaria donde se registran con mayor frecuencia prácticas violentas y el manual que será distribuido en todas las escuelas pretende ser una solución y una guía para los maestros.

    De acuerdo con Mario Delgado, secretario de Educación del DF, actualmente más de tres mil 500 alumnos de 250 escuelas han sido atendidos mediante talleres, pero en suma de 2009 a la fecha se llevan 694 planteles con este programa.

    La guía será entregada en planteles públicos, y los privados que lo soliciten, junto con pequeñas guías especiales para profesores, alumnos y padres de familia.

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    ¿Por qué ocurren estos casos?

    Linea de ayuda

    ¿QUIÉN PARTICIPA EN LAS SITUACIONES DE MALTRATO?

    El maltrato viene asociado a una situación de dominio-sumisión y tiene un gran componente colectivo al ser un hecho conocido, en la mayoría de los casos, por otros compañeros, además de por los agresores y la víctima. Por otra parte, esta situación suele pasar desapercibida para los adultos (padres y profesores). Por ello se dice que en las situaciones de maltrato entran en juego los siguientes miembros:

    • una víctima, que sufre las agresiones;
    • uno o varios agresores, que ejercen su dominio a través del abuso y el hostigamiento;
    • los compañeros, que observan los hechos y que callan por múltiples razones, o no apoyan con suficiente fuerza a la víctima en el cese de la agresión; y
    • los adultos, que no están suficientemente alertas como para detectar a tiempo la situación de indefensión que vive la víctima.

    Cuando se meten con una persona de forma persistente, esta vivencia puede causar miedo, tristeza, inseguridad y disminuye la autoestima. Todo ello interfiere en la vida académica provocando, con frecuencia, absentismo y malos resultados. Puede repercutir también en la vida adulta de la víctima, dificultando sus relaciones sociales y especialmente su seguridad y autoconfianza.

    Por otro lado, es importante que los agresores entiendan que no es lícito obtener poder y salirse con la suya agrediendo a otros. Si los adultos no se lo explicamos con claridad, ellos perpetuarán su comportamiento en la edad adulta y tendrán más probabilidades de encontrar dificultades con la ley en la adolescencia.

    ¿POR QUÉ OCURREN ESTOS EPISODIOS?

    Las causas por las que un chico o una chica arremete constantemente contra otro compañero o compañera, llegando a crear una situación abusiva de dominio, son múltiples. Los estudios sobre este asunto indican factores personales, familiares y sociales del agresor y la víctima, así como factores relacionados con la cultura escolar.

    AGRESOR:

    Factores personales, familiares y sociales: Las relaciones y sentimientos de los padres del agresor hacia su hijo son trascendentales, ya que modelan comportamientos que más tarde serán repetidos por él. La característica compartida por los agresores es la falta de empatía, es decir, la incapacidad para ponerse en el lugar del otro, la no creencia en que sus actos repercuten en otra persona que los siente y padece como un tormento. A menudo el agresor puede llegar a pensar que la víctima se lo merece, pues las acciones de éste le han provocado y han precipitado la reacción intimidatoria.

    El matón, el agresor líder, a pesar de su impopularidad entre los compañeros de clase, consigue con sus actos que su posición en el grupo, su reconocimiento, mejore, demostrando ante los demás que es fuerte al producir miedo y manifestar prepotencia en sus relaciones con aquellos que no pertenecen a su grupo. Al principio, el agresor se meterá con su víctima con malos tratos de intensidad baja pero, conforme transcurra el tiempo y observe que su víctima carece de protección, irá aumentando la intensidad y frecuencia de los abusos, creando un círculo vicioso de agresión, un proceso de victimización, que de ninguna forma debe proseguir.

    Factores relacionados con la cultura escolar y formación de grupos: De sobra es sabida la importancia que tienen los amigos, el grupo de iguales, para el desarrollo evolutivo de niños y adolescentes. En ocasiones este factor grupal refuerza la unión y consistencia del grupo a través de terceros, los chivos expiatorios, que sirven para reforzar los vínculos de amistad, clave en la preadolescencia y adolescencia. Por ello, el maltrato tiene el momento de mayor intensidad y frecuencia desde los 11 a los 13 años, si bien es en el arco de edad de los 12 a los 16 años donde mayor número de estudios se han realizado. El grupo de agresores a veces se constituye formalmente alrededor del proceso de victimización y actúa paulatinamente, creando una conciencia colectiva en la que la víctima es cada vez menos estimada y valorada, lo que favorece que las agresiones aumenten en cantidad e intensidad.

    Por otro lado la actitud de la escuela y el clima de relaciones interpersonales y de respeto entre sus miembros es un factor muy importante. Las escuelas que permiten y favorecen que los alumnos comuniquen sus dificultades y en las que éstos se sienten escuchados serán capaces de prevenir e intervenir cuando empiecen los hostigamientos. El agresor sabrá que existe una clara oposición a las acciones de prepotencia y agresión que quiera realizar.

    OBSERVADORES:

    El grupo de los observadores posee una influencia crucial en el curso de los acontecimientos, pues en el caso de oponerse a las agresiones, los agresores perderán justificación y poder y tendrán que ejercer mayor número de agresiones a más víctimas o cejar en su empeño. El miedo a ser ellos mismos los atacados por los agresores sirve de barrera psicológica para irse separando paulatinamente de la víctima. Pero los observadores han de entender que es el parámetro moral compartido por todos ellos lo que les ha de unir, tanto si es a favor de los agresores como si optan por la víctima, y ahí reside precisamente su fuerza para parar los hostigamientos y amenazas.

    VÍCTIMA:

    Factores familiares, personales y sociales: Si difícil es determinar el perfil del agresor, más difícil es precisar las características de las victimas sin estigmatizarlo. Los factores familiares asociados a este perfil apuntan a la sobreprotección como causa primordial, que impide el desarrollo social del chico o de la chica conforme a su desarrollo evolutivo. Sin embargo no todas las víctimas son iguales. El gracioso, el provocador y el molesto se sitúan en la fina línea que separa a la víctima del agresor, pudiendo representar ambos papeles.

    Aún así, podemos trazar una característica compartida por las víctimas: su falta de competencia social, la cual se refleja en su carencia de asertividad; esto es, su dificultad para saber comunicar sus necesidades claramente y para hacerse respetar por los demás. Su situación de víctima refuerza su vulnerabilidad y le debilita socialmente ante los otros –ante el conjunto de los compañeros, no ya sólo ante sus agresores- y pierde popularidad paulatinamente entre sus iguales. A menudo su situación académica se deteriorará y sufrirá estrés emocional, que contribuirá a aumentar las dificultades de aprendizaje que se le presenten. El miedo y la sensación de incompetencia tanto como el sentimiento de culpa le impedirán comunicar sus dificultades a otros, pudiendo llegar a situaciones de depresión y a una importante falta de autoestima.

    A pesar de todo lo dicho, debemos tener presente que puede acabar siendo víctima cualquier chico o chica que no tenga el amparo de sus compañeros. Ante los ojos del agresor, cualquier razón es suficiente para convertirse en víctima: los rasgos físicos, la indumentaria, la capacidad intelectual, la sensibilidad artística, los buenos resultados académicos, etc. En resumen, cualquier forma de diferencia, de distinción, cosa que es realmente preocupante, porque constituye el germen de la intolerancia y la insolidaridad.

    Factores relacionados con la cultura escolar y la formación de grupos: La víctima, cuando comienzan a meterse con ella -a menudo a través de insultos, rechazos, motes,…- irá perdiendo apoyos entre sus compañeros, pudiendo llegar a sentirse, incluso, merecedor de la agresión por algún problema personal que pueda o imagine tener. Si continúan los malos tratos puede sentirse totalmente aislado de sus compañeros y sufrir un infierno personal.

    Las escuelas conscientes de la diversidad de su alumnado están atentas a los componentes emocionales de sus miembros, trabajan la cooperación y el compromiso entre alumnos y reconocen la valía personal de cada uno de sus alumnos. Más allá de la competitividad y la búsqueda exclusiva de buenos resultados académicos, dichas escuelas estarán prestas a crear ambientes de confianza y escucha ante los conflictos entre alumnos. Las víctimas tienen que sentir que en su medio escolar se les apoya y que tienen derecho a comunicar su situación de indefensión. Las escuelas que trabajan la amistad, el buen clima en el grupo clase y la solidaridad y el respeto entre compañeros tendrán mejores estrategias para prevenir las situaciones de maltrato entre iguales.

    ¿QUÉ TRASCENDENCIA PUEDEN TENER ESTOS CASOS?

    Algunos adultos pueden llegar a pensar que el maltrato entre iguales forma parte de la evolución natural (“los chicos tienen que hacerse mayores, tienen que hacerse fuertes y aprender a defenderse”). Pero la verdad es que es absolutamente indeseable, innecesario e inmoral tener que crecer y “hacerse mayor” de esta forma. La víctima se suele sentir sola, infeliz y atemorizada; perderá la confianza en sí mismo y en los demás y llegará a pensar que siempre va a estar en peligro y amenazada; incluso se sentirá culpable de lo que le pasa. Esto indica que está siendo limitada en su desarrollo personal, que carece de libertad y derechos ante los demás.

    El maltrato produce estrés psíquico, lo que constituye un problema grave para la salud de la víctima, quien puede llegar incluso al suicidio en situaciones de desesperación. No obstante, los sentimientos más comunes son angustia, intranquilidad, miedo, falta de confianza, soledad y, en algunos casos, depresión.

    En cuanto al agresor, su actitud puede suponer la antesala de conductas pre-delictivas en edad adolescente, pero sobre todo la creencia incorrecta de que se puede lograr poder y liderazgo mediante la imposición, la sumisión del otro y la prepotencia. Es muy probable que un chico que ha sido agresor en la escuela perpetúe las conductas violentas y agresivas en sus interacciones adultas.

     

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    Información para alumnos

    Información para alumnos

    INTRODUCCIÓN

    Todos queremos sentirnos a gusto con nuestros amigos y compañeros del colegio, pero no todos podemos conseguirlo ni siempre.

    En esta web tratamos situaciones que viven algunos chicos y chicas en la escuela. Nos interesa destacar las situaciones en las que alguien se mete con otro compañero de forma continuada, le ofende y acosa, pudiendo llegar a agredirle físicamente o simplemente a ignorarle, hacer como que no existe, que no vale la pena relacionarse con él o ella. En todo caso la intención es la de hacerle daño y quedar por encima de esa persona. A veces, después de que un chico/a o un grupo comienza a meterse con otro/a, los demás de la misma clase o de clases cercanas también se meten con él/ella y, al final, esa persona se ve aislada y rechazada por todos. En otras ocasiones puede ocurrir que alguien, sin razón alguna, le diga a otro “a la salida te espero” o “si no me traes dinero mañana, te vas a enterar”. Algunos chicos pueden llegar a ser terriblemente dañinos para sus compañeros y ocasionarles miedo a costa de burlarse de ellos y maltratarlos.

    Sobre estas cosas cuestiones queremos reflexionar en esta web, planteándote preguntas para ver cómo las vives y sientes.

    HABLANDO DEL MALTRATO ENTRE COMPAÑEROS

    A menudo los que están siendo acosados, aquellos con los que se meten y de los que se ríen otros, se sienten tristes, tienen miedo y no cuentan lo que les pasa a nadie. El maltrato se alimenta con el silencio de todos: de los que lo hacen, de quien lo padece, y de quien lo ve y no lo remedia. Se sabe que la única forma de parar el maltrato entre compañeros es dando a conocer los hechos y los sentimientos y hablando entre todos sobre lo que está ocurriendo. Si se comunica, es más fácil que alguien nos pueda ayudar y nos facilite ideas para detener la agresión. Si los hechos se hacen públicos, el que se mete con otro tiene que dejar de hacerlo y dar cuenta de sus hechos. No debemos creer que decir la verdad acerca de nuestra indefensión y nuestras preocupaciones es de cobardes. Todo lo contrario: el cobarde es aquél que se ampara en la amenaza y que no da la cara.

    Recuerda: El maltrato entre compañeros tiene que ser comunicado a otras personas que no estén involucradas. No hay que dejar que el silencio lo aumente y dé pie al agresor a abusar con más intensidad.

    DESCRIBIENDO EL MALTRATO ENTRE COMPAÑEROS

    Las relaciones de maltrato se dan cuando alguien hace daño a otra persona de forma repetida. Así cree hacerse fuerte a los ojos de los demás. Se quiere demostrar que se es importante.

    Hay muchas formas diferentes de meterse con un compañero y maltratarlo:

    • Lograr que el compañero maltratado haga cosas que no quiere hacer y que le pueden traer problemas.
    • Exigirle dinero.
    • Hacerle el vacío,consiguiendo que los demás tampoco se relacionen con él o ella.
    • Insultarle, ponerle motes, burlarse, reírse de él.
    • Sembrar rumores, bulos. Chismorrear.
    • Amenazarle verbalmente o por escrito (notas, mensajes en el móvil,…).
    • Darle empujones, collejas, pelearse o pegarle.

    Cuando un niño o adolescente está siendo acosado, sufre varias de estas situaciones sucesivamente o a la vez, y suele ser un grupo de compañeros el que maltrata, aunque a veces sólo lo hace uno. En ocasiones, el chico o chica con el que se meten los demás puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que ocurre. Puede sentirse tan triste y decepcionado de sus malas relaciones con sus compañeros que tendrá problemas para concentrarse y su rendimiento académico bajará; incluso puede caer en una depresión. En todo caso, su situación personal se convierte en algo que a nadie le gustaría sufrir, y nadie debería sufrirlo.

    Los agresores cada vez se sienten más fuertes, se creen más populares y se ven poderosos, pues se les tiene miedo. Su falta de respeto por los otros y su intolerancia hacen que le vayan perdiendo el respeto a más gente, pudiendo llegar a convertirse en los matones de la clase, a los que se les tiene miedo y con los que – en el fondo- nadie quiere estar.

    Recuerda: En las situaciones de maltrato hay una persona que se siente acosada y maltratada por otro (u otros). El maltratador se hace el fuerte y obtiene poder ante los demás. A pesar de ello, una persona que actúa así – con desprecio y falta de respeto hacia otro- realmente no es valorada, respetada o admirada sino temida. Lo único que conseguirá será el miedo de los demás, no su respeto.

    SE METEN MÁS CONMIGO QUE CON EL RESTO DE COMPAÑEROS.

    Algunos chicos y chicas creen que, cuando se meten con ellos, lo mejor es callarse y pasar desapercibido, pero eso a menudo agrava la situación. Tampoco hay que ir por el mundo desafiando a aquellos que nos gastan una broma o que se meten un poco con nosotros. A veces es mejor evitar una situación que nos pueda resultar difícil. Pero: cuando de forma continuada se metan mucho contigo, o con un compañero, debes recordar lo siguiente:

    • Cuéntaselo a alguien: a un amigo, un profesor, a tus padres, o pide ayuda a PROTEGELES a través de está Línea de Ayuda
    • Tu sólo posiblemente no puedas hacer frente a un acoso reiterado de un grupo de compañeros. No es ninguna vergüenza pedir ayuda. Hazlo y te escucharemos.
    • Busca protección en otros compañeros: no andes solo/a: busca amigos/as con quien relacionarte.
    • Respétate a ti mismo/a y piensa que nadie tiene derecho a tratarte mal de forma reiterada y con intención de hacerte daño. Sé firme en la convicción de qué tú vales tanto como cualquier otra persona.
    • Intenta no mostrar miedo. En cuanto puedas, expresa tus sentimientos a alguien en quien puedas confirmar y que pueda ayudarte a buscar soluciones.
    • Hazle saber al profesor Tutor lo que te pasa y que te gustaría que se hablara de la convivencia en tu grupo clase, sin tener que centrarse en tu problema en particular
    • Revisa si hay algunas cosas de las que dices o haces que irrita a tus compañerps o no suele gustarles e intenta cambiarlas. Practica otras formas de responder en esas situaciones concretas.
    • Pide cuanto antes ayuda y orientación a PROTÉGELES: contacto@protegeles.com

       

    Recuerda: Si sientes que se están metiendo contigo debes seguir una serie de pautas para protegerte. No te quedes parado sin hacer nada. Expresa tu situación a alguien en quien confíes. Pide ayuda.

    “ALGUNOS COMPAÑEROS ME VEN DIFERENTE (porque soy de otra raza, país, religión o bien soy diferente físicamente: más gordo, más bajo, más alto, visto diferente,…).
    SIENTO QUE SOY CULPABLE DE ALGO, ¿QUÉ ME PASA?”

    Cada persona es diferente a las demás y eso es bueno. Cada cual es como es y eso nos hace únicos y valiosos. Incluso dentro de un mismo grupo, de una misma clase social o de una misma raza nadie es igual a otro. Todos somos diferentes y ahí eso enriquece a la Humanidad.

    No creas que el problema lo tienes tú, sino al revés: el problema lo tienen aquellos que se creen superiores. Muchas veces nos encontramos con personas intransigentes que sólo aceptan a los que son como ellos. Los que te tratan mal por tu diferencia están encerrados en visiones muy parciales de la realidad: su mundo es muy pequeño, no existe más que en sus mentes.

    Las modas pasan, pero las personas perduran. Toda persona tiene derecho a su dignidad personal y ningún compañero o compañera debe ofender a otro o meterse con él por estos signos externos o por su diferencia de raza, religión o cultura. Si algún compañero se mete contigo por tu raza, tu apariencia física o tu forma de vestir, no le prestes atención. Si continúa metiéndose, házselo saber a tu profesor Tutor para tratar el tema en la clase de Tutoría.

    Recuerda: Cada individuo es único y valioso. La intolerancia y el racismo son también formas de maltrato entre compañeros. No permitas que tu dignidad personal se vea atacada por estas causas, ni ofendas a nadie por sus valores culturales o religiosos. Todas las personas somos diferentes y nuestros rasgos físicos, forma de vestir o gustos deben ser respetados por todos.

    “ME GUSTARÍA DECÍRSELO A MIS PADRES O AL PROFESOR, PERO NO SÉ CÓMO HACERLO”

    Muchos chicos querrían hablar de los problemas que están sufriendo o que están viendo que sufren otros, pero no se atreven a hacerlo, ni ven el momento adecuado para ello. A veces ni siquiera se atreven a comentarlo con otro compañero, aunque sea su amigo. Les da vergüenza y les duele tener que reconocer que están en una situación de indefensión que refleja debilidad ante alguien que se ha erigido como poderoso. Sin embargo es necesario que el maltrato salga a la luz. Es la única forma de que paren las agresiones.

    En ocasiones en el maltrato no se ha producido ninguna agresión física, sino que el temor nace de una amenaza velada o indirecta, como por ejemplo a través del teléfono móvil o internet, y no se puede determinar con exactitud quién está detrás de ella. Por eso no se sabe cómo explicarlo. Aún así, es necesario que se cuente, que se hable de ello y que se ayude, tanto al que arremete contra otro como al agredido. Piensa que es muy posible que el agresor necesite contarlo tanto o más que tú, pues necesita aprender a dejar de actuar así con los demás.

    Pero, si no sabes cómo contarlo a un adulto o tienes miedo a que te tachen de “chivato”, piensa que no hay ninguna justificación para que sigas sufriendo tú o un compañero, y que los conflictos hay que abordarlos para que se resuelvan. Por ello te sugerimos:

    • No esperes hasta que el nivel de daño u hostigamiento te haya causado mucho miedo o malestar. Actúa en cuanto sientas que se están pasando contigo, que cada vez son más personas las que te maltratan o lo hacen con más frecuencia o intensidad. Actúa cuanto antes.
    • Decide a qué adulto o compañero le quieres contar tu problema Busca un momento tranquilo en el que puedas hablar con sinceridad para expresar lo que te pasa. Le debes contar los hechos, tus emociones (lo que sientes, tus inquietudes, tus miedos,…), tus deseos,… y solicitar ayuda.
    • Pídele que sea discreto, que no vaya contando a cualquiera lo que te está pasando y que te ayude a trazar un plan para detener el maltrato.
    • Confía en que, en realidad, casi todo el mundo piensa que no está bien que un compañero sufra por la agresión de otro. Tendrás muchos más apoyos de los que esperas. Cree en ti y en los demás.

    Recuerda: Comunica las situaciones de maltrato cuanto antes. Escoge una persona de tu confianza y cuéntale cómo te sientes, qué está ocurriendo, tus inquietudes o miedos y lo que quieras que ocurra para que paren las agresiones.

    “SON COSAS NUESTRAS… SÓLO ES UNA BROMA”

    Cuando alguien se mete con otro, una de las frases más usuales para justificarlo es: “era una broma”, o “siempre nos tratamos así” entre compañeros, o “no es para tanto”. Estas palabras suelen encubrir el reconocimiento de que se ha actuado mal, pero no se quiere reconocer la falta. Reconocer los propios errores es el mejor método para demostrar que realmente se quiere cambiar, que se quiere dejar de agredir.

    A algunos chicos o chicas les cuesta entender que, al agredir, otros sufren; es decir, que aquello que te hace daño a ti también hace daño a los otros. No entienden el concepto de “empatía”, es decir, la capacidad de ponernos en el lugar del otro y ser capaz de entender sus sentimientos.

    A todos nos gusta que los demás nos comprendan y nos traten con respeto. En la amistad hay una situación de igualdad en la que los amigos se gastan bromas, juegan, pero no tienen la intención de hacerse daño. En el caso de que esto ocurra, los amigos se piden perdón y hacen las paces. Así aprenden a tenerse confianza y respeto.

    Sin embargo, cuando unos se meten con otros con intención de dañar, les hacen sufrir. Sienten placer al ver que son más fuertes y que pueden humillar con facilidad y continúan haciéndolo. Son incapaces de sentir empatía y aceptar que la otra persona lo está pasando mal. Cuando sucede esto, estamos ante una situación de maltrato entre compañeros, y quien siga por ese camino, acabará siendo mal visto por los demás y sintiéndose tan mal como aquél a quien agrede. Ya no es “una broma”, es acoso y falta de respeto hacia una persona.

    Recuerda: No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Las bromas son buenas para la relación cuando ambas partes están de acuerdo con ellas pero, si a alguien le hacen daño, hay que dejar de hacerlas y pedir perdón si es necesario. Cuando veas que alguien está sufriendo, ponte en su lugar y piensa cómo te sentirías tú en esa situación.

    Y SI TÚ TE METES CON OTROS COMPAÑEROS…

    Sólo algunos chicos o chicas hacen sentir miedo a los demás. En su comportamiento suelen reproducir una imagen dura y agresiva que no refleja sus sentimientos. Esta “máscara” es más frecuente entre los chicos. Las chicas prefieren formas de maltrato menos manifiestas: sembrar rumores, hablar mal de alguien, excluir de su círculo de amistades…

    Con frecuencia quien se mete con los demás suele tener problemas en casa, o reproduce un comportamiento agresivo que ve en su entorno, o simplemente no sabe controlarse. Si éste es tu caso, seguramente lo estás pasando mal y en el fondo te sientes inseguro, pero quieres demostrar dureza ante los demás. La agresión reiterada acabará volviéndose en tu contra y haciéndote daño a ti también. Por ello ten en cuenta lo siguiente:

    No creas que la gente te respeta por asustarla. Simplemente te tiene miedo, pero no eres realmente aceptado. Busca el respeto de los demás, no el dominio sobre los demás.

    No te conformes con tu forma de actuar. Intenta cambiar tus reacciones agresivas y fíjate en cómo actúan otras personas en las mismas circunstancias.

    Date cuenta de que a corto plazo es posible que ganes, pero a largo plazo, si continúas metiéndote con otras personas, tendrás muchos problemas en la vida. La agresión tiene consecuencias que tarde o temprano tendrás que asumir.

    Pide ayuda a algún profesor, orientador o tutor si tienes problemas familiares. Si te encuentras mal o necesitas hablar de tus problemas con alguien, confía en los demás.

    Piensa en el daño que les estás haciendo a los otros. Ponte en su lugar e intenta imaginar cómo te sentirías tú.

    Si tus amigos refuerzan tus tendencias violentas y te retan a actuar a veces como un matón, busca nuevas amistades y retírate poco a poco de ellos.

    Cuando te sientas enfadado y no puedas controlar tu ira, respira hondo e intenta autocontrolarte. Cuenta hasta cinco antes de actuar y, si te es posible, retírate a un lugar tranquilo en el que puedas desahogarte.

    Recuerda: La agresión hacia otros compañeros trae consecuencias a corto y largo plazo. Al final te hará daño a ti. Demostrando tu fuerza, no conseguirás ser respetado sino temido. Intenta autocontrolar tus impulsos. Pide ayuda o acepta ayuda de algún adulto si te es difícil cambiar.

    “A VECES ACOMPAÑO A QUIENES INSTIGAN A OTROS COMPAÑEROS E INCLUSO ME METO TAMBIÉN CON ALGUNO, PERO NO PARTICIPO ACTIVAMENTE. SOMOS SÓLO UN GRUPO DE AMIGOS QUE NOS LO PASAMOS BIEN”

    Una de las claves del maltrato es la acción en grupo. Se suele empezar con simples bromas (por ejemplo, poner un mote ofensivo). Después se forma un grupo que repite la ofensa insistentemente. Poco a poco se van incrementando la intensidad y gravedad de las acciones. En estos casos suele haber un líder (el que más acosa, tiene más ideas para hacer daño,…) que se ampara en el grupo, se siente arropado y protegido. Conforme avanzan en su acoso, los grupos de agresores se cierran más al resto de los compañeros, y utilizan a la víctima como una forma de reforzar la sensación de pertenecer a su grupo.

    Sus acciones encuentran a veces reflejo en la actuación de los demás. Así, quien quiera entrar en el grupo de agresores puede maltratar igualmente a la víctima para poder ser admitido. Incluso puede llegar a formarse un segundo grupo que, sin agredir con la intensidad que el primero, empiece a meterse también con la víctima; así sienten que adquieren su parcela de poder.

    Todo esto causa miedo entre los compañeros. Los observadores que ríen las “gracias” y los que no denuncian lo que están viendo, refuerzan las acciones intimidatorias del grupo de agresores. Si participas de cualquiera de estas formas en situaciones de maltrato, estás animando a que se formen grupos que acosen a los demás.

    Recuerda: El maltrato entre compañeros está muy ligado a la acción en grupo. Suele haber un líder al que acompañan y arropan otros. Su acoso puede verse imitado por nuevos grupos que maltraten de forma parecida a la víctima. Otra forma de reforzar los grupos de agresores es reírles las gracias y consentir que actúen así. Si actúas de alguna de estas formas, estás aumentando las posibilidades de que las acciones de maltrato se den con más frecuencia en tu clase y escuela.

    “YO NO LO HAGO PERO SÉ QUIÉN LO ESTÁ HACIENDO… Y QUIÉN LO PADECE. ME GUSTARÍA QUE NO LO HICIERAN, PERO NO SÉ BIEN QUÉ HACER PARA AYUDAR AL CHICO/A CON EL QUE SE METEN”

    Hacer frente a las situaciones de maltrato puede dar miedo, pues tendemos a pensar que si ayudamos al chico o chica con el que se están metiendo, nos vamos a convertir también en un objetivo. Sin embargo, si te mantienes en silencio, tu actitud será interpretada como aprobación del acoso y te convertirás indirectamente en parte de los que acosan. También es verdad que, en ocasiones, no sabes bien quién empezó a meterse con quién, especialmente si el acosado a su vez se mete con otros, y entonces piensas que es más sencillo no meterse en problemas.

    Pero hay muchas formas de ayudar sin tener que enfrentarte frontalmente con los agresores. Te sugerimos las siguientes estrategias:

    No rías las gracias de los que se meten con otros.

    Habla con el compañero acosado y pregúntale cómo se siente y lo que está ocurriendo.

    Comenta con un profesor de confianza lo que estás viendo.

    Cuenta en casa la situación y busca consejo en tus padres.

    En caso de agresiones reiteradas o de intensidad muy grave (pelea, vejaciones, robos, agresiones en los vestuarios del gimnasio, persecuciones a la salida de clase, amenazas graves, u otras acciones que puedan causar mucho daño), avisad inmediatamente a un adulto.

    Ponte en contacto con la organización de protección del menor PROTEGELES contacto@protegeles.com

    Propón la discusión de este tema en Tutoría como preocupación del grupo.

    Crea, con la ayuda del Tutor, un grupo de voluntarios que ayuden a posibles víctimas.

    Redactad entre todos, en Tutoría, un código de respeto entre compañeros.

    No calles: es tolerancia hacia el agresor.

    Recuerda: Cuando veas situaciones de maltrato, ACTÚA: no consientas, no rías las gracias, comunícalo a un profesor y propón hablar de estas cosas en Tutoría. NO CALLES, PUES EL SILENCIO PERPETÚA EL ACOSO.

    “ME GUSTARÍA HACER ALGO PARA QUE ESTAS COSAS NO OCURRIERAN EN MI ESCUELA”

    El maltrato entre compañeros se da en todas las escuelas con mayor o menor intensidad. Si los profesores, los padres y los alumnos son conscientes de que el maltrato existe; si han hablado sobre el tema y todo el mundo tiene claro lo que es tolerable y lo que no en las relaciones entre compañeros: el maltrato será mucho más leve, porque se podrá hablar con facilidad sobre lo que nos hace sentir mal.

    No todas las escuelas actúan igual y no todas lo consideran un tema de especial interés. En algunos lugares piensan que no se produce maltrato alguno. Sin embargo, olvidan que se puede maltratar de formas muy sutiles (amenazas, chismes, exclusión o rechazo…), que también son formas de herir y de acosar a otros.

    Tú puedes ayudar a que no se produzcan estas situaciones. ¿Cómo?:

    • Siendo crítico con este tipo de comportamientos y no permitiendo que las bromas se conviertan en agresión intencionada y, sobre todo, no participando ni callándote cuando vea que se está haciendo.
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